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¿Eres de los que usa la moto de agua en invierno? Nosotros también

Hay gente que usa la moto de agua en verano y luego estamos los que usamos la moto de agua en invierno.
También hay quienes asocian el mar con el verano: el calor, las playas llenas, las risas, los días eternos, pero luego están los otros. Los que, cuando llega el invierno, siguen mirando al horizonte, los que no pueden evitar acercarse al puerto aunque las motos estén guardadas.
Los que sienten que el mar no se cierra nunca.
Si eres de esos que no pueden dejar de pensar en la sensación de deslizarte sobre el agua, aunque el calendario diga que es invierno, tú eres de los nuestros y debes seguir leyendo…
El mar no entiende de temporadas
En Mazarrón, el mar sigue respirando también en los meses fríos. El viento cambia, la luz se vuelve más suave, y las olas marcan un compás más lento. No hay bañistas ni colas en el paseo marítimo, solo el sonido del agua rompiendo contra el espigón y ese olor inconfundible a salitre que lo invade todo.
Aunque Demarfly cierre durante la temporada baja, el mar sigue vivo, cada ola recuerda que el Mediterráneo nunca se apaga, simplemente cambia de ritmo. Y es precisamente en invierno cuando el mar muestra su lado más auténtico: sin el bullicio, sin el calor, sin la prisa.
Es el momento de quienes lo aman de verdad y lo usan a lomos de su moto de agua en invierno.
La calma del Mediterráneo murciano
Mazarrón tiene algo especial en invierno. Su costa, de más de 35 kilómetros, se transforma en un escenario silencioso y sereno. Las calas de Bolnuevo, Cala Amarilla o Playa de la Isla parecen rincones secretos.
El agua, más fría, se vuelve también más transparente, los reflejos de la luz invernal sobre la superficie del mar son distintos, más limpios, más mágicos.
Navegar o simplemente contemplar el mar en esta época es casi un acto de meditación, no hay distracciones, sólo el horizonte, el aire salado y esa sensación de libertad que los que aman el mar conocen bien.
Usar la moto de agua en invierno: una experiencia diferente
Salir en moto de agua en invierno no es para todos, pero para quienes lo han probado, es una experiencia incomparable. El aire frío te despierta, el agua parece más densa y la sensación de deslizarte sobre ese Mediterráneo tranquilo te conecta con algo esencial.
Ya no se trata de adrenalina ni de velocidad, sino de conexión. El ruido del motor se mezcla con el silencio del entorno, y por un momento, todo parece detenerse.
Además, Mazarrón tiene un clima que lo permite. Con temperaturas suaves incluso en diciembre o enero y más de 300 días de sol al año, los días navegables son muchos más de lo que imaginas.
Solo hace falta equiparse bien: un traje de neopreno de invierno, unos guantes, unas botas adecuadas, y el resto lo pone el mar.
La tribu de los que aman el mar todo el año
En Demarfly, nos gusta pensar que formamos parte de una pequeña comunidad. Una tribu marina que no se guía por el calendario, sino por las ganas de sentir el Mediterráneo.
Los que aman el mar no lo hacen solo en julio o agosto, lo viven en cada estación, lo visitan en calma, lo escuchan cuando todos se van y saben que incluso en los días fríos, basta con acercarse al agua para sentirse en casa.
Esa es la esencia de lo que hacemos y aunque Demarfly se mantenga cerrado en invierno, seguimos conectados con el mar, con Mazarrón y con todos los que sienten lo mismo.
Porque esto no va solo de alquilar una moto de agua: va de sentir, de pertenecer, de saber que el mar te llama incluso cuando nadie más lo escucha.
El invierno como preparación para volver
El invierno no es un final, es una pausa, los motores descansan, las embarcaciones se revisan, los equipos se preparan. Todo se detiene un poco, pero solo para volver con más fuerza.
Durante estos meses, el mar se renueva, y nosotros también. Planeamos rutas, revisamos material y soñamos con el primer día de la nueva temporada, cuando el sol vuelva a brillar con fuerza sobre la Bahía de Mazarrón y el puerto recupere su ritmo.
Mientras tanto, el blog sigue vivo. Es nuestra forma de seguir navegando, de compartir la pasión, de mantener encendida esa llama azul que nos une a todos los que amamos el mar.
El Mediterráneo nunca se apaga
El Mediterráneo no entiende de estaciones. Cambia de color, de textura y de humor, pero nunca deja de ser mar. Y si tú eres de los que lo echan de menos cuando pasa el verano, si miras al horizonte en diciembre y te imaginas allí, acelerando sobre las olas, entonces… tú eres de los nuestros.
El invierno también huele a sal. También tiene olas, reflejos, silencios. Y aunque Demarfly esté en pausa, nuestra pasión por el mar sigue despierta.
Seguimos aquí, escribiendo, soñando y contando los días para volver a navegar contigo. Porque en el fondo, lo sabemos bien: el mar no se cierra, sólo nos espera.